El mercado citrícola valenciano registra estos días una sorprendente contradicción. Mientras prosiguen las dificultades para vender las últimas naranjas tardías de la temporada, en la tónica que ha caracterizado la mayor parte de la misma, se están prodigando los movimientos de firmas comerciales encaminados a adquirir fruta de la campaña próxima, que se iniciará en el mes de septiembre. La demanda se encamina especialmente a asegurar el aprovisionamiento de naranjas de la variedad Navelina, la primera de la temporada, y el afán comprador contrasta con la apatía general que esta misma clase despertaba el año pasado. La diferencia de comportamiento se explica en que la situación de la cosecha previsible es completamente distinta: la campaña pasada hubo un cosechón de Navelina y para la próxima se augura una caída considerable, bien apreciable ya en el arbolado de la mayoría de las comarcas.
Según Freshplaza