Las medidas del veto a la importación de frutas y hortalizas incluyen cítricos, tomate, cebolla, coliflor, brócoli, pepino, uva, manzana, pera, albaricoque, melocotón, ciruela y fresa. Turquía suministraba el 67 por ciento del albaricoque, el 55 por ciento del tomate y el 45 por ciento de la uva al mercado ruso.
Al embargo alimentario se ha sumado la prohibición a empresas turcas o controladas por ciudadanos turcos desarrollar actividades en el sector hotelero, turístico, maderero, el de la construcción y la prestación de servicios para las necesidades estatales y municipales.
La normativa gubernamental precisa que el veto no se extiende a los contratos firmados antes de su entrada en vigor.
En diciembre pasado, Rusia prohibió todos los vuelo chárter a Turquía, hasta hace poco uno los destinos turísticos predilectos de los rusos.
Según Rusia, esta medida podría significar para el sector turístico de Turquía la pérdida de hasta 10.000 millones de dólares anuales, cifra equivalente al superávit turco en el intercambio comercial entre ambos países.
El ministro de Economía de Rusia, Alexéi Uliukáyev, ha asegurado que las sanciones a Turquía no tendrán un gran impacto en el mercado de alimentos, pero sí en otros sectores como el turismo y el transporte aéreo.
En su opinión, Rusia podrá equilibrar la situación en el mercado de alimentos mediante la diversificación de sus importaciones.
Moscú estima que debido el embargo alimentario los intercambios comerciales ruso-turcos disminuirán este año en 800 millones de dólares.
Según datos del Gobierno ruso, en los seis primeros meses de 2015 el intercambio comercial con Turquía experimentó un descenso del 19 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior y totalizó 12.700 millones de dólares.
Rusia añadió a las medidas de orden económico la suspensión a partir del viernes del acuerdo con Turquía de exención de visados para visitas de corta duración.