El vino de Rioja vivirá “un lento recambio varietal en las próximas dos décadas hacia variedades que van a cobrar más interés» y que «ya son conocidas por la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja, como la de Graciano y, quizá, el tempranillo va a descender”.
Así lo ha afirmado el director del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV), José Miguel Martínez, en un encuentro informativo previo al inicio de un congreso internacional que reúne a unos 250 expertos mundiales en fiosiología y biotecnología de la vid y que se celebra por primera vez en España.
También han participado en esta rueda informativa el profesor de Fisiología Vegetal de la Universidad de Islas Baleares, Jaume Flexas; el vicerrector de Investigación e Internacionalización de la Universidad de La Rioja (UR), Eduardo Fonseca; y el jefe de Investigación Agraria del Gobierno riojano, Sergio Ibáñez.
Martínez, miembro de la organización de este congreso internacional, ha explicado que, en el futuro, “por supuesto que los perfiles de los vinos van a ir cambiando, pero Graciano, por ejemplo, es una de las variedades que siempre han formado parte del vino de Rioja”.
Ha indicado que, en la actualidad, “se caracteriza cómo la vid responde a la falta de agua y qué variedades hay que se adapten mejor y sean más eficientes en el uso del agua»; y se trabaja mucho en la edición genética, en proceso de aprobación por la Unión Europea (UE), para mejorar las variedades más importantes.
Este congreso, que se celebra cada cuatro años, reúne a investigadores que trabajan con la vid como sistema y «llega muy a punto porque el conocimiento en fisiología de la vid es fundamental para mejorar la manera en la que esta se adapta a las condiciones climáticas”, ha precisado.
Climas muy extremos
Por su parte, Flexas ha destacado que su conferencia inaugural trata sobre “avanzar qué puede pasar en un futuro todavía más crudo en términos climáticos”, ya que “lo que se pueda aprender de plantas que viven en sitios donde no vive nadie más puede ayudar a entender los mecanismos van a hacer falta en la vid”.
“Estamos en una fase muy preliminar, que ya dura 10 años, porque trabajar en este tipo de ambientes es lento por necesidad, pero estamos descubriendo que hay alguna planta que parece estar realmente adaptada a climas muy extremos, en los que sobrevive”, ha resaltado.
Ha explicado que “con el cambio climático se suele poner el acento en el aumento de las temperaturas y del dióxido de carbono (CO2)», pero «en lo que las plantas tienen problemas es en la velocidad del cambio, es decir, en pasar de una temperatura a otra muy rápido”.
“Al final, tener un grado o dos más de promedio en una zona ha ocurrido muchas veces, lo que no ha ocurrido es que en menos de 10 años se haya dado ese cambio y se está acelerando», ha remarcado, por lo que » ese es el punto fundamental en todo esto del cambio climático y la posibilidad de adaptación de los cultivos”.
Por su parte, Fonseca ha detallado que este congreso reúne a unas 250 personas procedentes de unos 20 países y tiene como objetivo que «la ciencia responda a las demandas de la sociedad riojana y española”.
En su intervención, Ibáñez ha subrayado que para el Ejecutivo de La Rioja, «la investigación vitivinícola es puntera y una señal de esta región», por lo que colabora con este congreso con financiación a través de fondos propios y europeos.