El número de quiebras en la agricultura ha aumentado un 77% en el último trimestre de 2009 respecto al año anterior,
principalmente a causa de los bajos precios. Los malos precios tienen la culpa. Sobre todo en horticultura, muchas
empresas se vieron obligadas a cerrar.
Según la CBS, Oficina Central de Estadísticas, de las 46 empresas, instituciones y autónomos del sector que quebraron
el año pasado, 28 eran horticultores. La crisis alcanzó, sobre todo, a cultivadores de verduras, flores y champiñones. En
el sector primario quebraron además 3 explotaciones porcinas.
La cifra total de empresas del sector que en 2009 llegaron al límite de sus posibilidades, fue un 56% más alto que en
2008. En total desaparecieron 133 empresas.
El número de quiebras, sin embargo, fue mayor en 2006 y 2004 que en 2009, con 137 y 186 empresas respectivamente.
En el mundo empresarial, dentro del contexto económico neerlandés, el año pasado se produjo la quiebra de 8.040
empresas, un 73% más que el año 2008.
Según previsiones del Rabobank, este año cesarán la actividad entre el 7 y el 9% de las empresas dedicadas a la
producción de frutas. Aproximadamente un 1% lo hará forzada por razones financieras, según estima el director del
departamento de horticultura del Rabobank Nederland, lo que supone entre 20 y 25 agricultores. Se trata, sobre todo, de
explotaciones de manzana en el centro del país. El porcentaje de fruticultores que dejarán su actividad en 2010 se sitúa
algunos puntos por encima de los datos de años anteriores, debido, sobre todo, a la crisis de precios de las manzanas.
Hay agricultores que podrían clasificarse en la categoría de pequeños productores que, con los actuales precios, no han
generado suficientes ingresos. También se contempla la categoría de los imponderables, en la que se encuentran
agricultores que, por ejemplo, han sido alcanzados varias veces por el granizo. Este último grupo sí recibe, sin embargo,
financiación complementaria si la producción, calidad y planes de ventas se encuentran en orden. Por otro lado, las
empresas con problemas de liquidez recibirán créditos cuyos requisitos serán menos exigentes por parte del banco.
Las empresas toman cada vez más rápidamente decisiones de cese. Incluso si no se encuentran con problemas
agudos. Algunas empresas deciden vender parte de su suelo, que generalmente recibe un uso diferente tras la venta, ya
que la demanda de empresas frutícolas es mínima. Desde este punto de vista, Rabobank espera que el área cultivable
de manzana se reduzca y el de pera se nivele.
Sin embargo, parece que, al menos en invernadero, empieza a verse la luz a la salida del túnel. Según un informe del
Rabobank, casi un tercio de las explotaciones de invernaderos de su entidad vuelven a ser financieramente fuertes. El
banco prevé que las quiebras en este sector desciendan o queden muy limitadas por la mejoría en el mercado de
hortalizas.
Rabobank tiene unos 7.000 millones de invertidos en invernaderos, más del 70% de los cuales está colocado en
empresas que están funcionando estupendamente. La carpeta de las empresas problemáticas supone 2.000 millones,
para las que Rabobank ha creado una provisión de fondos de 200 millones de . Las empresas con problemas
financieros desarrollan su actividad tanto en el sector ornamental como en el de horticultura y afectan tanto a grandes
como a pequeñas empresas. Rabobank vio cómo 50 de las empresas de invernadero relacionadas con su entidad iban a
la quiebra en 2009 y para 2010 espera una cantidad similar. Aún es difícil valorar cuántas de estas empresas
problemáticas deberán ser vendidas. El banco espera la recuperación del mercado de ventas, debido, entre otras
causas a que el mal tiempo en España ha hecho que se perdiera producción lo que ha aumentado la demanda exterior
y se limite el número de quiebras de invernaderos.
En un estudio sobre el mercado en 2015, el banco añade además que el área de invernadero se reducirá en 1.000 has
en los próximos cinco años hasta las 9.000 has. Según el banco, debido al aumento de productividad no peligrará la
cuota neerlandesa en el mercado de las exportaciones. Lo que sí debería hacer el sector es alejarse del modelo de
producción a granel. El mayor golpe se lo llevarán las empresas de producción de pepinos, en las que no es posible
escapar de este modelo. En este mismo estudio, Rabobank propone que el modelo de franquicia podría ser beneficioso
para los empresarios del sector de invernadero. En estos modelos son los propios empresarios los que escogen por
adelantado la autorregulación en determinados temas y autoimponen su cumplimiento. El banco quiere introducir este
modelo mediante encuentros sobre la futura estructura de ventas en este sector invernadero.
Similares conclusiones obtiene por su parte la Oficina Económica del ING, según publicaba en su nota general
trimestral, en la que detalla que espera un crecimiento del 2,6% del volumen total de la producción agrícola y hortícola
para 2010, lo que sumado a un previsible aumento en los precios del 1,5% elevaría el valor de la producción en un 4%
(tras una caída del 6% el año pasado).
El sector hortícola se ve beneficiado por un aumento en la demanda exterior, lo que conlleva mejores precios. Según el
banco de Ámsterdam, junto a los mejores precios se puede hablar de otros dos factores que están ejerciendo un papel
importante en esta mejoría: la caída del valor del euro que aumenta la demanda desde países con otra moneda y el
ligero mayor gasto de los agricultores en alimentación.
Con todo esto, y según ING, la economía crecerá un 1,6%.