Existe una preocupante lista de organismos cuarentenarios identificados por las autoridades suizas, según la Oficina Federal de Agricultura (FOAG), entre los que se encuentran la bacteria Ralstonia pseudosolanacearum, el escarabajo japonés, el virus del rugoso en tomate, el escarabajo asiático de cuernos largos y otros nemátodos y virus que son una amenaza especial para el cultivo de hortalizas.
Estos organismos generan daños en los cultivos que van desde la desnutrición de las raíces hasta la degradación de la calidad de la fruta y suponen una amenaza para los productores.
Suiza está trabajando ahora en estudiar como identificar los organismos cuarentenarios, ya que los primeros descubrimientos se realizaron mediante pruebas de laboratorio de manera rutinaria, más que bajo sospecha.
«Dependiendo del organismo se utilizan diferentes métodos o tecnologías, desde exámenes morfológicas hasta las pruebas moleculares más modernas», expone Sarah Kehrli, portavoz de Bundesamt für Landwirtschaft (BLW). Estas investigaciones están siendo cruciales para detectar brotes tempranos y tomar las contramedidas oportunas.
El colectivo BLW asume que el comercio internacional asegura la distribución de los nuevos nemátodos y bacterias y «aumenta el riesgo de que en Suiza se introduzcan y propaguen nuevas plagas y enfermedades especialmente peligrosas a nuestros cultivos», expone Kehrli.
Falta de medios
Muchos de los virus y patógenos requieren de una amplia gama de medidas, que dependen de la plaga y las condiciones locales de cultivo. El colectivo BLW señala que algunas medidas ya cuentan con protocolos para controlar el rugoso y el escarabajo japonés, que ya fueron establecidas por la Oficina Federal de un decreto. Pero no ocurre lo mismo con otras enfermedades.
Es el caso del problema en el cultivo del jengibre, que ha experimentado un «pequeño auge en Suiza», expone el portal www.lid.ch, y en donde la presencia de la bacteria Ralstonia en julio de 2023 ha provocado algunos problemas.
Suiza ha cambiado de estrategia en este sentido y ha elevado su tiempo e inversiones para poder contener rápidamente los brotes, aunque «la eficacia de estas medidas depende en gran medida de la detección temprana y la disponibilidad de estrategias de control eficaces», señalan desde el colectivo BLW.
Los cantones de Argovia, Berna y Turgovia son los que más experiencias tienen en este sentido y son la avanzadilla de la evolución de estos organismos y «nos hace ver que el futuro traerá nuevos desafíos y un aumento de los brotes de organismos cuarentenarios en Suiza y suponemos que esta evolución negativa continuará en los próximos años», advierte Sarah Kehrli del BLW.