En su opinión, con la creación de mercados locales, estos pequeños agricultores podrían vender sus productos de forma regular a consumidores próximos, lo que les reportaría un beneficio más inmediato que ayudaría a paliar los costes de la ya de por sí más cara producción ecológica con respecto a la agricultura tradicional.
Valdés es consciente de que la agricultura ecológica, si bien está en auge y es "un mercado en clara expansión", no disfruta de un consumo elevado en nuestro país.
Por ello, propone seguir el modelo europeo con esos mercados locales, a los que considera la "salida natural" de los productos ecológicos, y pide la implicación de las administraciones públicas, algo que considera indispensable para el futuro del sector.
La agricultura ecológica se basa en el cultivo de alimentos bajo los parámetros más exigentes de sostenibilidad medioambiental y de máxima seguridad al elegir especies y variedades tradicionales más adaptadas al medio, y cultivarse sin utilización de ‘inputs’ ni fitosanitarios de síntesis química, promoviendo el equilibrio biológico y ecológico.
Según los expertos, esto hace que los productos ecológicos no sólo sean más saludables sino que aporten sabores que se estaban perdiendo.
Sin embargo, existen algunos problemas que frenan a los agricultores a la hora de dar el paso hacia la conversión de sus cultivos tradicionales en ecológicos. Por ejemplo, en los tres primeros años no se podrán vender los productos como ecológicos, lo que sumado al incremento de los gastos de explotación hace pensar que no es rentable.
A este respecto, Valdés ha destacado las ayudas que la Generalitat Valenciana prevé para aquellos agricultores que decidan dar el paso, lo que puede resultar "un incentivo" para los pequeños productores.
Además, ha resaltado que los productos ecológicos cotizan en el mercado "en torno a un 20 por ciento más" que los cultivados a través de sistemas convencionales, lo que a la postre hace que "se compensen económicamente" los gastos de producción con los ingresos por venta.
"No se pierde dinero", ha asegurado, desmintiendo así una de las creencias más extendidas sobre el sector.
Otros de los problemas que ha relatado es "la falta de un asesoramiento técnico" para los agricultores que deciden poner en marcha un sistema de cultivo ecológico, punto en el que ha querido poner en valor la labor e implicación de los colegios oficiales.
Teniendo en cuenta todo lo relatado anteriormente, la pregunta parece clara: ¿supondrá la agricultura ecológica el fin de la tradicional? Valdés tiene claro que no, y justifica su respuesta en que "en la agricultura y la alimentación tiene que haber todo tipo de productos adaptados a las diferentes rentas".
Además, ha incidido en que la agricultura tradicional también ha tenido que "evolucionar" y es "mucho más sostenible y saludable" que años atrás, debido a las restricciones de uso de fitosanitarios que la Unión Europea estableció en la nueva Política Agraria Comunitaria (PAC).
Actualmente, el 3,3 por ciento de la superficie total cultivada de España es de agricultura ecológica, lo que supone 1,6 millones de hectáreas, de las cuales la mitad se ubica en Andalucía y únicamente unas 50.000 hectáreas están en la Comunitat Valenciana, según los datos de Coitagra.