En opinión de Oria, hasta ahora, estos cultivos locales de tomate de Cantabria han sido «infrautilizados» y «desplazados» por cultivares modernos y ha puesto en valor que permiten «ahondar» en su conocimiento, tanto desde la óptica del consumo y calidad organoléptica, como desde la de la producción.
También ha afirmado que el tomate es una de las hortalizas «más difundidas» en todo el mundo y de las de «mayor» valor económico y ha destacado que, en la región, la marca de calidad «CC Calidad Controlada, Tomate de Cantabria» tiene «un prestigio» y una aceptación «muy notables» por parte del consumidor.
Para el consejero, la estandarización en el sector del tomate ha producido «una gran uniformidad» en la variedad de las especies cultivadas, una disminución de la diversidad biológica y una erosión genética de los cultivares tradicionales, que han sido sustituidos por otros de tipo comercial, obtenidos por grandes multinacionales.




















