Y tan distinta. La National Farmers Union (NFU), donde se agrupan el grueso de los productores británicos, ha lanzado una dura advertencia al Gobierno británico. En una carta dirigida al secretario de Salud, Wes Streeting, le pide financiación para ampliar el plan de ayudas para frutas y hortalizas, que finaliza en diciembre.
El anterior Gobierno del Reino Unido se había comprometido a desarrollar una ampliación del programa, pero la administración actual aún no ha cerrado el acuerdo y los productores señalan que este es básico para que las empresas hortícolas se planifiquen con antelación.
El acuerdo es clave para mantener el listón de la producción doméstica de las frutas y hortalizas, ya que tan sólo el 17 por ciento de las frutas que se consumen en Reino Unido son locales y el 53 por ciento de las verduras.
El Reino Unido ha visto perder el 26 por ciento de sus huertos frutales durante 2023 y la suma de 141.000 campos de fútbol en hortícolas ante la falta de demanda de la industria inglesa de alimentación.
La presidenta de la Junta de Horticultura y Patatas, Martin Emmett, recuerda que la firma de este convenio es fundamental para que la producción doméstica se mantenga y algunos cultivos como manzanas, peras, fresas, brócolis o zanahorias mantengan sus cifras habituales.