Alrededor de un centenar de puestos donde se exhiben y venden miles de ristras de ajos participan hoy en la feria que a esta planta dedica anualmente Santa Marina del Rey (León), una localidad que se erige como escaparate de este producto, en lo que constituye una tradición que se remonta al año 1162.
Fue el Rey Fernando II el que cedió la villa al Obispado de Astorga (León) y al mismo tiempo le concedió el privilegio de celebrar este mercado en 1162.
Desde entonces, no hay constancia de que se haya interrumpido la feria ningún año, según ha dicho el alcalde de Santa Marina, Francisco Álvarez.
Aunque en un principio en este mercado tenía más relevancia la parte dedicada al ganado, siempre hubo ajos, un producto que ha ido adquiriendo poco a poco el protagonismo hasta ser la estrella de la feria.
Así, todos los años cada 18 de julio se organiza esta feria en honor a Santa Marina.
Además de los cien puestos de ajo, también hay otros doscientos dedicados a otros productos, entre ellos artesanía, un sector, éste último, cuya presencia el Ayuntamiento está tratando de impulsar, según su alcalde.