España atraviesa uno de los veranos más duros en materia de incendios forestales. En lo que va de año, cerca de 383.000 hectáreas han sido arrasadas por el fuego, cifra que supera la superficie quemada en todo 2022, uno de los peores años de la última década, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS). Sólo en los últimos días, más de 200.000 hectáreas han sido calcinadas debido a la oleada de incendios que asola el país.
Desde Cocampo, plataforma de anuncios para la compraventa y el arrendamiento de fincas rústicas, señalan que el abandono de las fincas rústicas heredadas es uno de los principales factores que contribuyen a estos incendios.
Propiedades heredadas cada vez más fragmentadas
Cada año miles de fincas rústicas cambian de manos por herencia. En la última década (2014-2024), las herencias de fincas rústicas han aumentado un 21,6%, pasando de 145.552 fincas heredadas en 2014 a 176.932 en 2024, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto supone una media de 14.000 herencias mensuales en suelo rústico.
“El campo español afronta un inevitable relevo generacional, con más del 41,3% de los agricultores y ganaderos superando los 65 años. Los herederos, mayoritariamente residentes urbanos, reciben propiedades cada vez más pequeñas y fragmentadas, que resultan poco atractivas para mantener la actividad agrícola o ganadera. Esa desconexión favorece el abandono y multiplica el riesgo de incendios”, explica Regino Coca, CEO y fundador de Cocampo.