El estudio, publicado en la revista ‘Pediatrics’, es el primer trabajo científico que aborda la relación entre la dieta mediterránea y el TDAH en niños y adolescentes, y sugiere que algunos hábitos alimentarios inadecuados podrían tener un papel en el desarrollo de este trastorno psiquiátrico.
Los mecanismos que vinculan una dieta de baja calidad y el TDAH aún son desconocidos, pero estudios científicos previos han relacionado algunos patrones dietéticos (consumo de alimentos procesados, bajo consumo de frutas y verduras) con el diagnóstico del TDAH.
Los científicos saben que un patrón alimentario desequilibrado puede conducir a deficiencias en nutrientes esenciales (hierro, zinc, magnesio, ácidos grasos omega-3, etc.) para el desarrollo cognitivo y físico y que también parecen tener un papel esencial en la etiología del TDAH.
El estudio destaca que la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras y grasas saludables, aporta la mayoría de nutrientes en proporciones correctas, y, aunque no establece que podría ser un factor de protección contra el TDAH, apunta la necesidad de mantener dietas saludables durante la infancia y la adolescencia, cuando el cuerpo presenta las máximas exigencias nutricionales para un crecimiento y un desarrollo óptimos.