Se trata de un proyecto que nace con una vocación de inclusión social y que "está destinado a reforzar la autoestima y el hábito de trabajo de personas en situación de vulnerabilidad", según fuentes municipales.
En total, se han habilitado 36 parcelas de 38 metros cuadrados cada una, ubicadas en los terrenos ocupados anteriormente por el edificio del INEM, que se han cedido por dos años a vecinos de la ciudad.
Este proyecto se enmarca en un programa municipal que pretende aprovechar los recursos de la tierra para generar productos de autoconsumo, introducir una rutina en los participantes, ayudarles a gestionar el estrés y la ansiedad y fomentar su autoconfianza.
La acción, que se desarrolla en colaboración con la ONG Humana (encargada de formar a los participantes en técnicas de cultivo y trabajos agrícolas), sigue la línea de trabajo del consistorio para hacer frente a los efectos de la crisis y defender la dignidad de las personas desde todas las vertientes.