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¿Cómo certificar el buen uso del agua en la agricultura?

Para despejar cualquier duda sobre su manejo del agua, los agricultores tienen la posibilidad de reunir los requisitos y obtener alguno de los certificados que cada vez más distribuidores exigen para garantizar la sostenibilidad de la cadena de suministro.

Fuentes de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex) aseguran que el uso y buen manejo del agua es uno de los parámetros que ya se miden y se regulan en la mayoría de los protocolos de calidad existentes que exigen las cadenas de distribución a los productores.

Mayoritario en el sector exportador es, por ejemplo, el certificado Globalgap, que tiene un nuevo módulo adicional dedicado al agua llamado Spring, que ciertos distribuidores van a comenzar a pedir próximamente aunque sea más costoso.

El grupo hortofrutícola Paloma, especializado en cultivos hidropónicos y ubicado en Murcia, vende más del 90 % de su producción a Europa, a grandes supermercados, y tiene experiencia en este tipo de certificados.

En 2016 comenzó a calcular su huella hídrica con el fin de mejorar el proceso productivo y fijar objetivos en el uso del agua, y el año pasado añadió el estudio de la huella de agua, que evalúa el impacto de la escasez de ese recurso.

Desde entonces, además, está en proceso de implantar la certificación AWS, un sello todavía más complejo que «va más allá» y está centrado en la gobernanza del agua.

En este caso, «no solo hay que asegurar que se cumple la ley, sino también que se realizan buenas prácticas de gestión de agua y en la cuenca, manteniendo relación con todos los actores implicados a todos los niveles», explica la responsable de Investigación, Desarrollo e Innovación del grupo Paloma, Ana Hernández.