El responsable de Frutas y Hortalizas de COAG, Andrés Góngora, ha hecho esta reclamación durante su participación en la reunión del Observatorio del Mercado de Tomate de la Unión Europea (UE).
En detalle, ha solicitado la inclusión del cumplimiento de las normas europeas de producción en los acuerdos comerciales con terceros países y la revisión del sistema de precios de entrada.
También ha pedido la reducción del contingente de tomate con beneficios arancelarios y la aplicación de medidas de salvaguardia en los momentos de perturbación grave de los mercados, cosa que, según COAG, «ocurre año tras año por las importaciones de terceros países».
COAG ha ilustrado que el gobierno de Marruecos ha anunciado que va a subvencionar la producción de tomate, junto a la de cebollas y patatas, con entre el 50 % y el 70 % de su valor.
En concreto, ha indicado que la producción de tomates recibirá un apoyo de entre 3.600 y 6.300 euros por hectárea.
Además, ha señalado que las empresas productoras alauitas se verán beneficiadas de una subvención a los fertilizantes nitrogenados de 200 millones de euros y de la movilización de 600.000 toneladas de fertilizantes fosfatados.
«Mientras aquí nos dedicamos a desregular la entrada de producto de terceros países, nuestros competidores refuerzan las ayudas a la agroexportación, con medidas que caerían en la ilegalidad, ahondando más en el dumping comercial frente a la producción europea de tomate», ha enfatizado Góngora.
El representante de COAG ha abundado que «lo más grave de todo es que la Comisión Europea (CE) es consciente de ello y no parece querer poner remedio«.
«¿Quiere la UE depender de Mohamed VI a la hora de elaborar sus ensaladas? A priori, resulta como mínimo inquietante», ha expresado Góngora.
Durante la reunión del Observatorio, la CE ha presentado sus datos a medio plazo para el sector en los que prevé una importante caída del -21,5 % de la superficie y del 22 % de la producción de tomate fresco en España hasta 2035, «precisamente por la competencia de Marruecos, entre otros factores», ha destacado COAG.
Esto abocará a España a ser «importador neto» de tomates en ese año, ha añadido Góngora.
«Toda la UE sufriría un importante crecimiento de las importaciones de terceros países, pero el país más perjudicado sería España, dado que pasaría a ser importador neto tomate en 2035, debido a la presión de los competidores de fuera de la UE, en lugar de uno de los principales actores del mercado europeo con sus envíos», ha abundado la organización.
COAG ha recordado que los datos de comercio exterior muestran que las importaciones de tomate marroquí al mercado europeo se han incrementado en un 52 % desde 2013 hasta 2022 (pasando de 365.695 toneladas a 557.225, casi 200.000 toneladas más), mientras que las procedentes de Turquía casi se han cuadruplicado en un periodo similar (de las 50.850 toneladas en 2014 a las 185.718 en 2022).