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Científicos canarios y suecos estudian utilizar materia volcánica en cultivos

Cuatro científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y cinco de la Universidad de Upsala (Suecia) han publicado en «Geology Today» los cambios vividos en Lanzarote por la erupción más larga de Europa -2.056 días- y como su agricultura aprovechó el material volcánico.

En un comunicado, la ULPGC recuerda que la erupción de Timanfaya cubrió de lava y cenizas el 23 por ciento de Lanzarote entre 1730 y 1736, y que después propició una revolución agrícola que permitió a una isla tan seca como el Sahara doblar su población en 40 años, un «milagro» que el estudio de las dos universidades sugiere ahora exportar a más zonas áridas.

Los múltiples volcanes que se abrieron en esos seis años vomitaron hasta cinco kilómetros cúbicos de materiales incandescentes, que sepultaron 26 aldeas y muchos de sus mejores campos de cultivo, lo que obligó a cientos de lanzaroteños emigrar en 1731 por no ver futuro en su tierra natal.

Sin embargo, cuatro décadas después, Lanzarote presentaba el doble de población -pasó de 5.000 habitantes en 1730 a 10.000 en 1768-, las cosechas servían incluso para exportar y se plantaron por primera vez viñedos, con una uva de Grecia que le proporcionaba un producto de fama mundial: su apreciado Malvasía, de cuyo nombre deriva del municipio de Creta del que procede la cepa, Malevizi.

Los científicos que firman este artículo, entre los que figuran Francisco Pérez, Juan Carlos Carracedo, Alejandro Rodríguez y Valentín R. Troll, del Instituto de Estudios Ambientales y Recursos Naturales (ULPGC), recuerdan que Lanzarote le debe toda esa revolución agrícola, que sostuvo la economía de la isla hasta bien entrado el siglo XX, a la erupción de Timanfaya.