Así lo ha anunciado hoy el responsable del departamento en esta materia, Hernán Subirats, quien también ha hecho balance sobre el estado de la plaga.
Las sanciones para aquel que por descuido provoque daños en los campos de sus vecinos «no serán menores a los 3.000 euros», según ha detallado Subirats.
De esta manera, el agricultor tendrá que pagar «los daños y los gastos para la erradicación del caracol en aquel campo», ha especificado.
La normativa ya está redactada y se encuentra pendiente de su publicación en el DOGC (Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya).
«Esperamos que a partir de septiembre, con el arranque de la nueva temporada, ya entre en vigor», ha detallado el responsable de la lucha contra esta plaga.
Según Subirats, «el tiempo de enseñanza y de las advertencias ha acabado» y ha añadido que «el agricultor que está poco afectado no es consciente de la espada de Damocles que tiene sobre sí y del daño que puede provocar si esto no se corrige».
De hecho, Agricultura envió el año pasado más de 300 cartas a propietarios afectados para que se pusieran en contacto con el departamento para empezar a aplicar medidas de lucha, «pero solo 73 respondieron», lo que significa que el 68 % de los agricultores afectados no hicieron caso de las indicaciones.
En el último año Agricultura ha adoptado todo tipo de medidas para erradicar y frenar la expansión de este molusco invasor, cuya efectividad se ha evaluado hoy.
Así, con el secado de los campos, se ha conseguido una mortandad del 85,1 % de los ejemplares y la inundación de algunas parcelas con agua salada ha tenido una efectividad del 100 % solamente a los 13 días de inundación, una efectividad que también se ha demostrado con el bombeo de agua de mar en canales y desagües.
«Se ha demostrado que es la medida más efectiva», según Subirats, y por eso Agricultura estudiará ampliarla a más campos y canales de cara al año que viene.