La economista de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Ekaterina Krivonos ha dicho a Efe que países como Ecuador, Colombia y Costa Rica se han beneficiado de un mayor acceso al mercado europeo tras la liberación hace dos décadas del régimen de importación de bananos de la Unión Europea (UE).
Según el último informe de esa agencia sobre el comercio de los productos básicos alimentarios, la cuota de mercado de las tres mayores empresas bananeras (Chiquita, Dole y del Monte) ha caído del 70 por ciento en 2002 al 37 por ciento actual.
"Antes (esas compañías) se ocupaban de toda la cadena de producción porque eran dueñas de las plantaciones al transporte especializado en ese tipo de fruta y su distribución", sostuvo Krivonos.
El régimen anterior de importación de la UE, además, daba preferencia a los bananos de los países africanos y caribeños, muy vinculados con el comercio a través de esas multinacionales, hasta que su desmantelamiento permitió la entrada de nuevos países.
Otro factor de cambio estuvo en el transporte, según la especialista, que explica cómo los barcos de las multinacionales especializados en portar frutas tropicales fueron poco a poco reemplazados por contenedores ideados por otras empresas que los adaptaron para poder llevar la fruta en condiciones especiales como, por ejemplo, con un sistema de refrigeración.
De esta forma, los nuevos barcos podían entrar en otros puertos más pequeños, más cerca de los sitios de producción, y cualquier supermercado podía comprar uno o dos contenedores directamente sin necesidad de un barco entero, enfatizó.
En ese contexto de menores trabas y nuevos servicios de transporte regular y directo de contenedores de América del Sur a Europa y Rusia, la especialista consideró que han aumentado las oportunidades para el productor, que tiene más compradores y puede exportar directamente a supermercados y cadenas.
Con tantos proveedores de banano, no obstante, cada vez es más difícil competir en ese mercado tan específico como es el del banano, en el que la venta de un producto fresco que no cumple con los requisitos o estándares también puede suponer un problema de reputación para la empresa e incluso para el país de origen, apuntó Krivonos.
Según la FAO, el cambio de poder en el mercado del plátano se está alejando de las principales marcas comerciales para orientarse a otros actores, incluidos los supermercados, que han comenzado a adquirir sus productos directamente de los productores.