Este estudio parte del proyecto Papaclima y se lleva a cabo en colaboración entre Neiker-Tecnalia, la Universidad Agraria de La Molina (Perú), el INIAP (Ecuador) y la Universidad de San Francisco (Ecuador) y ha sido financiada por la FAO.
El grupo investigador estima que al menos 1.500 agricultores y sus familias se beneficiarían del uso de variedades adaptadas al cambio climático que, además, evitarían pérdidas de producción y asegurarían el aumento de ingresos de los agricultores locales.
Asimismo, también contribuirá a cambiar y a mejorar la seguridad alimentaria de los agricultores de escasos recursos en determinados países en desarrollo.
Los resultados del proyecto serían beneficiosos para las regiones con condiciones climatológicas adversas, en las que se estima que el cultivo de la patata aumentará en los próximos años al menos un 10 %.




















