La última alerta a Bruselas tuvo lugar el 16 de noviembre, y fue debida como en el resto de los casos al alto nivel de pesticidas y a la presencia de otras sustancias no autorizadas en la Unión Europea, informó en un comunicado la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
Estas informaciones han sido transmitidas por el «sistema de alerta rápida», según el cual cuando un país detecta un posible riesgo alimentario lo comunica a la CE y ésta, a su vez, lo notifica a los demás países comunitarios y a algún otro como Suiza.
Las partidas, que las autoridades búlgaras detectaron entre septiembre y noviembre, estaban destinadas a su distribución en Bulgaria, Alemania, Austria y Suecia, y fueron rechazadas en la frontera.
Para los productores, es «un nuevo ejemplo que demuestra la clara competencia desleal de los productos importados de terceros países frente a las frutas y hortalizas de la Unión Europea, sometidas a estrictos controles fitosanitarios y medioambientales desde la producción».
COAG recuerda que estas hortalizas «se importan a la UE inundando el mercado comunitario con precios muy por debajo de nuestros costes de producción, en consonancia con un modelo de producción seguro y sostenible».
La procedencia más frecuente de los alimentos que suscitaron alertas en los países europeos el año pasado fue China, seguida por Turquía, India y Estados Unidos.






















