Costa Reconoció que desde que en 1995 se puso en marcha el primer proceso negociador entre los dos bloques, Mercosur ya entendió que la agricultura es un tema muy sensible en Europa, y en particular en Francia.
Pero a continuación insistió en que «Francia y Europa no tienen que temer en el terreno agrícola de Mercosur» puesto que el Viejo Continente podría colocar en Sudamérica muchos de sus productos procesados.
El subsecretario argentino de Integración Económica Americana y Mercosur, Daniel Raimondi, en una línea similar argumentó que la UE y Mercosur «son complementarios más que competidores» y que un acuerdo permitiría a los europeos «un acceso preferencial a (sus) mercados» sudamericanos en comparación con lo que tienen otros socios comerciales.
En cuanto al obstáculo de la agricultura, Raimondi comentó que para un acuerdo satisfactorio no se puede esperar un equilibrio en cada sector, sino un compromiso globalmente equilibrado.