Ambas empresas anunciaron en abril pasado su intención de fusionarse en un solo grupo, cuyo valor combinado estaba calculado en más de 10.000 millones de libras esterlinas (11.500 millones de euros) que se habría convertido en la mayor cadena del Reino Unido.
La autoridad de la competencia considera en un informe que la operación podría impulsar al alza los precios en las tiendas físicas del grupo, en las tiendas en línea, así como en las gasolineras asociadas a los supermercados.
La fusión podría conllevar además una «reducción en la calidad y variedad de los productos», así como a una «experiencia de compra empobrecida» para los británicos, según la CMA.
Sainsbury’s y Asda habían argumentado que su unión les permitiría ahorrar costes y repercutir ese ahorro en los precios para los consumidores.
Ambas compañías habían ofrecido vender hasta 150 establecimientos para mitigar los posibles efectos sobre la competencia en un intento por suavizar la preocupación del regulador.