El Gobierno alemán indicó en un comunicado que ha tomado esta decisión tras tomar en consideración los recelos de gran parte de la población del país con respecto a este tipo de cultivos y aprovechando el derecho de auto exclusión que tienen en este ámbito los países miembros con respecto a la normativa comunitaria.
"Las personas en Alemania quieren mayoritariamente cultivos modificados genéticamente. Con la reforma de la ley aseguramos una prohibición a largo plazo", aseguró el ministro de Agricultura, Christian Schmidt.
Según este proyecto de ley, las empresas deberán solicitar la puesta en marcha de uno de estos cultivos, y el gobierno federal y los estados federados deberán acordar cualquier restricción de plantaciones modificadas genéticamente o su prohibición total.
Los estados federados pueden también tomar medidas para restringir o impedir totalmente en su territorio los cultivos modificados genéticamente.
Toda esta serie de acuerdos es lo que las oenegés críticas con esta medida denunciaron en una protesta frente a la Cancillería de Berlín, pues consideran que el proyecto de ley deja múltiples "agujeros" legales.
Un solo ministerio o un único estado federado podrían impedir un veto nacional a estas plantaciones, señalan estas asociaciones.
El Gobierno alemán reconoció que la alteración genética de plantas ofrece oportunidades que deben ser aprovechadas, pero subrayó que la seguridad de las personas y del medio ambiente es su "principal prioridad".