Citó los subsidios a la exportación y la prohibición de vender al exterior en algunos países, así como las tarifas en aumento que se van aplicando a las importaciones conforme su valor agregado crece.
Esto desincentiva a los países pobres que buscan comercializar productos más elaborados y desarrollar su industria, teniendo en cuenta que las materias primas menos procesadas siguen teniendo aranceles relativamente bajos.
Además, indicó el experto, preocupan otros problemas como la propagación de plagas en alimentos, como ha ocurrido con los cítricos en Estados Unidos y con los plátanos en Asia.
Las frutas tropicales se caracterizan por una alta volatilidad en los precios debido a su carácter estacional, un grupo en el que destacan el crecimiento de la demanda de mangos en los últimos dos años y la caída en las ventas y compras de piña.
Pese a estos movimientos, Amrouk recordó que un cambio en los precios de esas materias no tiene un impacto automático en los ingresos para los agricultores.
Y es que la fortaleza actual del dólar, por ejemplo, está llevando a la depreciación de ciertas monedas locales, lo que afecta tanto a países importadores como exportadores.