La Junta de Andalucía ha consensuado un protocolo de control biológico frente al Thrips parvispinus, una plaga invasora que amenaza los cultivos de pimiento bajo invernadero en Almería y cuya biología difiere notablemente de la del trips occidental (Frankliniella occidentalis), obligando a replantear las estrategias tradicionales de lucha.
El documento, elaborado por la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) y acordado el 16 de octubre en la Mesa Técnica de Sanidad Vegetal de la Delegación Territorial de Agricultura de Almería, establece un plan preventivo, secuencial y adaptado a las distintas fases del cultivo, basado en la introducción progresiva de enemigos naturales en función de las condiciones ambientales y fenológicas de la planta.
El protocolo, consultado por EFE, recomienda el uso combinado de una decena de especies de insectos y ácaros depredadores —entre ellas Amblyseius swirskii, Transeius montdorensis, Amblydromalus limonicus, Orius laevigatus o Chrysoperla carnea— además de organismos edáficos como Atheta coriaria o Macrocheles robustulus para el control de pupas en el suelo.
Estas sueltas se complementan con fuentes de alimento auxiliares, como polen o huevos de insectos, que favorecen la supervivencia y el establecimiento de la fauna beneficiosa.
Procedimiento
El texto incide en la necesidad de actuar antes del trasplante, mediante la colocación de trampas cromotrópicas azules y la creación de islas de biodiversidad con plantas que aporten néctar y polen, siempre libres de virus o plagas. También aconseja mantener la humedad relativa por encima del 40 por ciento y emplear fitosanitarios compatibles con los organismos de control biológico.
A partir de la tercera semana de cultivo y hasta la floración, se prevé la liberación de ácaros preventivos, reforzada con sueltas periódicas a granel y alimento suplementario. Con el inicio de la floración se introducen depredadores clave como Orius laevigatus y Chrysoperla carnea, junto a ácaros específicos para la araña roja como Amblyseius californicus y A. andersoni.
Durante el otoño e invierno, el protocolo contempla nuevas sueltas de Transeius montdorensis y Amblyseius cucumeris, adaptados a bajas temperaturas y alta humedad, así como tratamientos focalizados en zonas críticas con dosis elevadas de depredadores o el uso de Phytoseiulus persimilis contra la araña roja.
El documento subraya que la aplicación de acaricidas puede comprometer la eficacia de los ácaros beneficiosos y advierte que la estrategia debe integrarse en un manejo global de plagas bajo supervisión técnica.
La Junta ha solicitado al Ministerio de Agricultura autorización excepcional para determinadas materias activas, aunque considera que el control biológico sigue siendo la principal herramienta por su eficacia y prestigio ante los mercados internacionales.