Los más de mil litros por metro cuadrado de lluvia caídos durante el pasado invierno han favorecido el aumento de calibres, que serán bastante superiores a los de la cosecha anterior. Por el contrario, la nota negativa la han puesto los cuatro episodios de pedrisco de enero, que dañaron mucho fruto que estaba fuera de las mallas (con una pérdida de entre el 20 y 30 por ciento de la producción) y provocaron daños en infraestructuras agrarias y algunas parcelas.
Aun así, los agricultores confían en que «las últimas y beneficiosas» precipitaciones de marzo consigan camuflar y cicatrizar las picadas del fruto que provocó el granizo. La campaña tiene su punto neurálgico en Callosa d’Ensarrià y otras poblaciones de la comarca alicantina de la Marina Baixa, que concentran la mitad de la producción nacional.
«Que la cosecha se haya adelantado alrededor de 15 días es muy beneficioso para el níspero, ya que es una de las primeras frutas estivales en llegar al mercado y, por tanto, encuentra menos competencia. Además, la no sobreproducción y el notable aumento de calibres por las lluvias de este invierno pueden incentivar los precios en campo», según el presidente de ASAJA en Callosa d’Ensarrià, Rafael Gregori.
Asimismo, desde el sindicato han señalado que siguen luchando por lograr una rebaja permanente del índice del IRPF de este fruto para que pase de 0,37 a 0,16.