Se calcula que los más afectados por la medida son entre 1.300 y 1.500 productores independientes de todo el país que no saben qué hacer con su producto, publica el diario digital Clarín. La situación es similar a la de Mesopotamia, donde no se están cosechando las naranjas por un problema de precios.
Aquí, el freno a las importaciones no hace más que acentuar la grave crisis que soporta el sector desde hace varios años donde se conjugan la falta de renovaciones tecnológicas con la ausencia de créditos accesibles y el fuerte aumento del costo de la mano de obra. Brasil y Rusia son hoy los principales compradores de la fruta argentina y cuando estos muestran señales de recesión económica, como hoy, los problemas estallan en la cara de los productores del Alto Valle de Río Negro y Neuquén y Mendoza.
“Muchos están acosados por las deudas, con cheques a fecha que para poder ser cubiertos necesitan de ventas ya programadas pero que se suspendieron, se quedan con la fruta colgando o con un camión que no va a ningún lado”, explica un reconocidos productor de General Roca. “Brasil hace lo que quiere con nosotros, la carpocapsa está permanentemente, pero cuando quieren apretar al país somos su válvula, un tema para meter en la mesa de negociaciones binacional, porque hacen cagar a un montón de gente”, agrega.
En 2014 las importaciones brasileñas de manzana nacional alcanzaron las 46,1 millones de toneladas, por un valor de 48,8 USD millones, según datos del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior.
En este momento resulta más caro cosechar la fruta que levantarla y llevarla a cámaras de frío. Con el condicionante de que tampoco hay fecha de comercialización a la vista. Las cámaras están repletas de peras ya que tiene una menor postcosecha y es cosechada y enfriada de inmediato.
“Se está exportando un 70 por ciento menos de fruta que el año pasado y que de seguir con estas dificultades, las exportaciones tendrás que paralizarse. Hay mucha fruta que todavía no está vendida y no podemos seguir trabajándola”, aseguró Marcelo Loyarte, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados.