El consejero de Agricultura y Pesca en funciones, Isaías Pérez Saldaña, ha entregado a agricultores de Lebrija y Las Cabezas de San Juan 1,5 millones de euros en ayudas destinadas a paliar los daños sufridos en sus naves e invernaderos como consecuencia del tornado y las lluvias torrenciales, que se registraron en noviembre del pasado año. Estas ayudas, reguladas en una orden de 29 de febrero último, son de carácter excepcional dadas las especiales circunstancias de la zona que, a su vez, ha resultado muy afectada por las reformas comunitarias del algodón y la remolacha.
Con estas ayudas se cumple el compromiso del consejero que en todo momento mostró su solidaridad a los damnificados asegurándoles que estudiaría mecanismos de apoyo para paliar la situación. En este sentido, agricultores, organizaciones agrarias y los propios ayuntamientos implicados solicitaron medidas dirigidas a rehabilitar el tejido económico de la comarca.
Pérez Saldaña ha explicado que las ayudas entregadas corresponden a 78 resoluciones de las 105 aprobadas por un importe global de 2 millones de euros, quedando pendiente de liquidación algo menos de 500.000 euros. Estos apoyos públicos, ha dicho, permitirán a los agricultores, junto con sus propios medios y recursos, el restablecimiento de sus cultivos protegidos con estructuras adecuadas, la rehabilitación de las naves agrícolas y la adquisición de equipos y enseres para el desarrollo de su actividad.
Los dos tornados registrados en noviembre del pasado año provocaron grandes daños en las explotaciones agrícolas del Sector B-XII de las Marismas del Guadalquivir así como en la agroindustria desmotadora de algodón y en una planta productora de concentrado de tomate de la zona.
Asimismo, resultaron especialmente afectadas 120 explotaciones agrícolas de carácter familiar con unos daños valorados en algo más de 4 millones de euros, según los informes realizados por los equipos técnicos de la Consejería en coordinación con la Oficina Comarcal Agraria de Lebrija. Los bienes que más sufrieron las consecuencias de estas adversidades climáticas fueron 70 naves barracones, cerca de 70.000 m2 de invernaderos con cultivos de flor, daños en plástico y estructuras de invernaderos, así como siniestralidad total y/o parcial en sistemas de riego y maquinaria.