La Ministra Ilsa Aigner zanjó definitivamente la polémica suscitada durante las dos últimas semanas en torno a la patata transgénica Amflora renovando su autorización para que prosigan los ensayos que la empresa alemana BASF
lleva a cabo en el este del país. A cambio, la BASF tendrá que tomar medidas adicionales de seguridad y la superficie se reducirá desde las 150 hectáreas cultivadas en 2007 y 2008 a tan sólo 20 ha. La Ministra federal de Alimentación,
Agricultura y Protección de los Consumidores fue tajante: No existe ningún riesgo para la salud humana ni para el medio ambiente.
La patata modificada genéticamente Amflora fue desarrollada por BASF y se distingue por un mayor contenido en amilopectina, lo que le confiere propiedades adhesivas muy útiles para la producción de almidón con fines industriales.
A pesar de que esta patata lleva ya trece años en fase experimental, la UE aún no ha autorizado su comercialización; en Alemania se cultiva desde 2006 en algunos campos de ensayo ubicados en el Estado Federado de Mecklemburgo-
Antepomerania.