"En los últimos 20 años, los países de la región se han centrado en las exportaciones, en mantener los mercados abiertos, en garantizar calidad y en no exportar plagas a Europa y Estados Unidos y se han olvidado del agricultor familiar que cultiva su maíz y su poroto para sobrevivir", explicó a Efe el oficial de Producción y Protección Vegetal de la FAO en Mesoamérica, Allan Hruska.
La falta de controles pone en riesgo la seguridad alimentaria de los más de 2 millones de agricultores familiares que existen en la región, ya que las plagas no se pueden detectar a tiempo y pueden destruir su única fuente de alimentos, añadió.
Hruska participa como ponente en un taller de dos días que imparte la FAO en la capital panameña y al que están invitados 30 representantes de los gobiernos de Mesoamérica.
"La gestión de riesgos sanitarios agropecuarios está muy sesgada hacia lo comercial. Desgraciadamente, los agricultores familiares no tienen interés comercial", lamentó el funcionario de la FAO.