«No importa si llueve, si hay sequía o si hay un huracán porque dentro de estas fincas nosotros producimos los 365 días al año», explicó a Efe David Proenza, presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Agricultura en Ambiente Controlado (Fdcea, por sus siglas en inglés).
Este nuevo modelo de negocio en la producción de alimentos, que nació en Japón hace un par de décadas, utiliza ambientes cerrados y alta tecnología, y permite a los productores planificar los cultivos y alterar a su gusto elementos como la luz, humedad, concentración de dióxido de carbono o flujo del aire.
En la agricultura tradicional, las pérdidas oscilan entre un 30 y un 40 por ciento, mientras que con esta técnica son casi nulas porque se combate tanto el cambio climático como las plagas, explicó el organizador del II Congreso Internacional de Agricultura en Ambiente Controlado, que se inauguró ayer en Panamá y reúne a 600 expertos de todo el mundo.
«Si siembro 1.000 semillas en campo abierto es posible que no coseche ni la mitad, aunque tenga condiciones meteorológicas favorables. En la agricultura de ambiente controlado voy a cosechar siempre las 1.000 semillas, independientemente de cualquier imprevisto», añadió Proenza.