Durante la última década, Zuhair Hiyazi y su hijo Sami, de 55 y 23 años procedentes de Jan Younis, estaban centrados en la siembra de varios tipos de flores que exportaban a través de Israel y vendían en el continente europeo, pero esta temporada han sembrado 5.500 semillas de ananás de las que esperan recoger pronto sus frutos.
"Puede que nadie crea que podemos cultivar piñas en Gaza, porque todo el mundo cree que este tipo de fruta es tropical y sólo crece en países asiáticos y latinoamericanos", explicó a Efe Sami, quien confía en crear el ambiente adecuado para la planta y obtener unos frutos de buena calidad.
La agricultura en la Franja de Gaza afronta numerosas dificultades relacionadas con la falta de agua, el crecimiento continúo de la población y la reducción de los espacios cultivables.
Los agricultores de la Franja, controlada por el movimiento islamista Hamás, coinciden en que los costes del cultivo de piñas en invernaderos son menores que los generados en la plantación de flores, que necesita una media de ocho a quince litros de agua, dependiendo de la variedad.