Transcurrido ese tiempo, el comercio cerrará sus puertas y sus innovaciones se aplicarán en el resto de tiendas de ese grupo. El espacio, de 65 metros cuadrados y cedido por el Ayuntamiento de París, alberga 250 productos, desde frutas y verduras hasta pan y galletas.
El objetivo es "mirar hacia el futuro a través de conceptos ciudadanos extremadamente importantes", valoró el alcalde del distrito, Rémi Feraud, en declaraciones a los medios.
La idea es que los compradores "acudan a su supermercado de barrio con su bote reutilizable, lo rellenen y vuelvan con él a realizar su próxima compra", explicó el presidente del grupo, Claude Gruffat.
Quienes olviden llevar un recipiente pueden adquirir botes de cristal, bolsas de papel o algodón y botellas de vidrio.
Además de una reducción en el precio final del producto, el sistema permite que cada consumidor compre la cantidad que necesita, por lo que limita el consumo excesivo, según los responsables del grupo.
La apuesta por lo reutilizable se extiende al mobiliario, fabricado parcialmente con materiales reciclados, al refrigerador, alimentado por CO2, y a la iluminación, provista por una compañía de energía renovable.