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Las empresas obtentoras de semillas dedican un porcentaje importante de su presupuesto de I+D a la producción de portainjertos

El injerto es una de las técnicas agrícolas más empleadas en el cultivo hortícola, sobre todo en zonas áridas, de alta salinidad y con condiciones de cultivo extremas como es el caso de Almería.

La principal razón del uso de la técnica del injerto en hortícolas es la longitud del ciclo del cultivo, a pesar de sufrir unas condiciones climatológicas extremas y unas malas condiciones del terreno de cultivo. Con el empleo de portainjertos, el agricultor consigue que la potencia radicular de las plantas injertadas consigan más agua y nutrientes de una manera más efectiva, resistiendo al mismo tiempo contra los mencionados patógenos de suelo sin perjudicar al medio ambiente. Además, gracias al injerto, los cultivos pueden resistir determinadas enfermedades comunes de suelo, en su mayoría causadas por hongos patógenos (Fusariosis, Pythium, complejo de hongos responsables del ‘colapso’ de la planta).

En este sentido, en la mayoría de regiones hortícolas de todo el mundo, la aparición de enfermedades causadas por agentes del suelo y el uso más restrictivo de los fitosanitarios hace que la utilización de esta mejora agronómica sea necesaria ya que proporciona cultivos sanos y rentables.