En un comunicado, Asaja ha reclamado a las autoridades de la Competencia una mayor vigilancia de estas prácticas ante las «grandes dudas» existentes en torno a la eficacia de los controles dirigidos a garantizar el «juego limpio».
Asaja ha puesto como ejemplo la venta en algunas cadenas de distribución de calabacín a 0,48 o 0,49 euros por kilo, cuando la cotización en origen de este producto está por encima de 0,65 euros desde hace dos semanas.
A este precio en origen, ha precisado la organización agraria, habría que sumarle los costes de manipulado y transporte, lo que podría elevar el precio final del calabacín para las cadenas de distribución a un euro por kilo aproximadamente, lo que para Asaja evidencia la venta «a pérdida».
Asaja ha advertido de que este tipo de maniobras comerciales contribuyen además a que otras cadenas sigan esta tendencia para buscar su propio espacio «en esta guerra de precios», y que después puedan ejercer una «mayor presión sobre sus proveedores de producto para mantener estos precios reclamo».
Esta presión podría llevar a los agricultores a vender sus hortalizas por debajo de los costes de producción, «generando grandes pérdidas a los productores y empresas comercializadoras», ha subrayado.
Para Asaja, la cadena comercial tiene «margen suficiente para que todos los eslabones sean rentables y el consumidor pague el producto a un precio razonable».





















