La UCE recuerda que es conocido el gran desequilibrio entre los precios de los alimentos en origen y los que pagan los consumidores cuando los adquieren en el mercado, por lo que llevaron a cabo un estudio para que ver » realmente por cuánto se multiplican».
El objetivo es informar a los consumidores de las diferencias que existen entre los precios de los productos en origen y los márgenes que acarrean la distribución, comercialización y puesta en venta de la producción, para lo que solicitaron la colaboración de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).
El precio final para el consumidor lo han hallado teniendo en cuenta el precio de cada uno de los productos en cuatro supermercados, obteniendo la media del precio de cada producto.
Además, precisa que los productos estudiados «en ningún caso necesitan manufacturación, sino que va directamente de la recogida del campo a los supermercados.»
Así, detalla que por productos como la lechuga, cebolla, tomate, manzana, naranja, nectarina o ajos, los consumidores pagan el kilo casi un 300 por ciento más caros que lo que recibe el agricultor.
Para UCE, una de las principales causas de estos desequilibrios es el juego de la oferta y la demanda, una regla que favorece a determinados intereses económicos del sector de la distribución, concentrado en pocas manos.
Reconoce que la solución al problema «es muy complicada», ya que según apuntan los diferentes expertos, las alternativas al sistema de distribución son difíciles por la fragmentación del sector.
No obstante, asegura que los consumidores pueden contribuir a que el mercado cambie, «tan sólo con pequeños gestos», como su compromiso con una alimentación, no solo sana y variada, sino también en relación a su sostenibilidad, entendiendo está por la procedencia, el origen de los alimentos, así como apostando por la compra de proximidad.
Por estos motivos, recomiendan a los consumidores que apuesten por productos de cercanía siempre que sea posible, comprar alimentos de temporadas y el comercio local.