Países Bajos incluyó en el Consejo de Ministros de Medio Ambiente del pasado 21 de junio un punto bajo el epígrafe de Varios sobre los riesgos asociados a las nanotecnologías, solicitando una acción conjunta de la UE en este ámbito.
La solicitud de Países Bajos es que se llegue a una definición funcional de los nanomateriales, su registro y el de los productos que los contengan, a fin de asegurar la trazabilidad y el desarrollo de un sistema de evaluación de riesgos y posibles medidas de control. Con ello se busca, además de la protección del usuario y consumidor, favorecer una industria que apuesta por la innovación y genera beneficios y puestos de trabajo.
Diversos investigadores de la Universidad de Wageningen, algunos de ellos del Instituto de Investigación Agraria (LEI), fueron comisionados por el Ministerio de Asuntos Económicos, Agricultura e Innovación para realizar un estudio sobre aspectos ligados a las nanotecnologías, tanto de carácter tecnológico, como socio-científico, tales como la percepción de los consumidores y la experiencia en las nuevas tecnologías. El Gobierno tiene conciencia de la importancia de la nanotecnología y, por ello, está destinando recursos considerables a la investigación en este campo. Las expectativas sobre esta tecnología son muy altas, llegando a calificarla como la tecnología del futuro, si bien ha dado lugar a un amplio debate sobre su seguridad, especialmente en lo que se refiere a la producción de alimentos, como es el caso de su uso para mejorar la solubilidad de la crema en polvo para añadir al café o de los sticker empleados para indicar la durabilidad de frutas y hortalizas.
El equipo de investigadores considera que los consumidores de Países Bajos no saben en realidad qué es la nanotecnología, si bien, aunque se muestran críticos, no llegan al rechazo. El estudio realizado demuestra que así es y que, incluso después de explicarles la materia, les resulta difícil comprender el concepto con cierto detalle. Tan solo tras exponerles varios ejemplos sobre cómo puede ser aplicada la nanotecnología, llegan a formarse una idea sobre su impacto y a tener una opinión.
La naturalidad juega un importante papel en la percepción del consumidor; la nanotecnología no plantea un serio problema en la medida en que sea utilizada, a los ojos del consumidor, en forma natural. La incógnita, claro está, es qué considera natural el consumidor. La nanotecnología, no parece ser considerada, por el consumidor, como algo que afecte a la seguridad y sanidad alimentarias. Sin embargo, cuando son informados sobre los riesgos y sobre su aplicación actual en la producción de alimentos, los consumidores se vuelven más críticos.
El informe estima que el Gobierno tiene una tarea inmediata para superar las incertidumbres sobre la nanotecnología, desarrollando las investigaciones que sean precisas y supervisando la seguridad de los alimentos producidos sobre esta base. Las empresas pueden generar beneficios derivados de la aplicación de esta tecnología en la producción de alimentos en la agricultura, si bien tienen que informar adecuadamente al consumidor, preferiblemente mediante una clara y concisa información en las etiquetas. Una información clara puede asegurar que el debate social, que aún no ha tenido lugar en realidad, no se focalice exclusivamente en el tema de los riesgos.





















