Las perspectivas para la producción nacional de ajo continúan siendo complejas en Chile, dado que persisten las crecientes importaciones de ajo procedente de China y una fuerte competencia en los mercados internacionales para las exportaciones del país latinoamericano.
En el mercado interno, el ajo de tipo chino (tanto el producido en Chile como el importado) ha venido desplazando progresivamente a otras variedades. Hasta el año 2000, el ajo rosado predominaba en los mercados mayoristas de Santiago de Chile; sin embargo, a partir de entonces, la tipología asiática se ha impuesto para convertirse en la variedad con un mayor volumen comercializado.
Una buena estrategia para posicionar algunas de las variedades chilenas consistiría en seguir el ejemplo español y francés, países que han optado por la Indicación Geográfica Protegida (IGP) con el fin de diferenciarlo en los mercados internacionales, promoviendo su comercialización y expansión en los mismos, así como su protección, prestigio e investigación.