Científicos del Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de Zonas Costeras (IGIC), del campus de Gandia de la Universidad Politécnica de Valencia, han desarrollado un nuevo método, mediante quimioluminiscencia directa, para la detección de plaguicidas utilizados en el cultivo de cítricos en aguas superficiales y subterráneas.
Fuentes del centro universitario han informado hoy de que este método permite determinar concentraciones del orden de unos pocos microgramos de plaguicida en un litro de agua.
El sistema «detecta y cuantifica de una forma rápida, sencilla y barata la presencia de plaguicidas que, tras ser empleados en los cultivos de cítricos, son arrastrados por el agua y contaminan nuestros recursos hídricos, tanto las aguas superficiales como subterráneas», ha explicado Mónica Català, investigadora del IGIC.
El control de estos productos es necesario para «asegurar la protección del medioambiente y las personas», ha añadido la investigadora.
Este método, más barato y fácil de aplicar que otros sistemas, utiliza la técnica de la quimioluminiscencia, que mide la radiación electromagnética que genera una reacción química de oxidación, lo que permite cuantificar las sustancias que intervienen en la reacción.
El sistema «aporta una elevada sensibilidad y selectividad, y proporciona bajos límites de detección y amplios intervalos de aplicación», ha señalado.
Los reactivos se utilizan para generar la señal quimioluminiscente, de forma que la luz emitida es proporcional a la concentración: más luz equivale a más concentración de plaguicida.
El método utilizado por el equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia permite determinar concentraciones del orden de unos pocos microgramos de plaguicida en un litro de agua.
Este trabajo, que ya ha sido publicado en revistas especializadas internacionales, ha sido financiado por un proyecto del Plan Nacional de Investigación Científica del Ministerio de Ciencia e Innovación.