El Gobierno cubano entregó a campesinos casi un millón de hectáreas de tierras ociosas, uno de los proyectos capitales del presidente Raúl Castro, pero la agricultura en la isla aún no funciona porque es «una cadena con muchos de sus eslabones oxidados». En un extenso reportaje, el diario Juventud Rebelde detalla que quienes recibieron tierras en usufructo tienen grandes dificultades para ponerlas a producir, conseguir herramientas de labranza y semillas o para comercializar las cosechas. El objetivo del general Castro es aumentar la producción de alimentos, ya que Cuba importa más del 80 por ciento de los que consumen sus 11,3 millones de habitantes, a un costo anual que supera los 2.500 millones de dólares.
Nacional Mar 2009