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La agricultura, según el Gobierno, debe ayudar a superar la crisis

El subdirector General de Apoyo y Coordinación del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Antonio Fernández García de Vinuesa, asegura que la agricultura debe contribuir a la situación económica general mediante un incremento de la oferta y una disciplina de precios.

Fernández García de Vinuesa, quien participa hoy en la Jornada Internacional «Crisis alimentaria mundial, retos y soluciones» que se celebra en Sevilla, cree que la producción agrícola ha de favorecer un mejor comportamiento del IPC.

Además, apunta a que también debe absorber los impactos de la crisis económica y de los precios del petróleo en su propio sistema productivo, según destaca un comunicado del MARM.

El subdirector general considera que esto sólo puede conseguirse mediante el incremento de la producción y de la productividad, la aplicación de las mejoras tecnológicas, la utilización razonable y sostenible del agua y la eliminación del mayor número posible de factores limitantes.

Es partidario, además, de que la agricultura europea reafirme su modelo, ya que se trata de una agricultura productiva, fuertemente tecnificada, respetuosa con el medio ambiente y con el paisaje e integradora de los agricultores en el tejido económico y social del medio rural.

Para Fernández García de Vinuesa, este modelo europeo debe mantener los criterios de calidad y exigencia, con una importante aportación de I+D+i, para abastecer al grupo de consumidores más exigentes y con mayores recursos del mundo y con una vocación complementaria de exportar productos de alto valor añadido.

La reciente crisis mundial ha puesto de manifiesto, afirma Fernández García de Vinuesa, que en la lucha contra el hambre la primera estrategia, aparte de la ayuda alimentaria inmediata, debe consistir en facilitar el incremento de la producción agraria para la alimentación local en los Países en Desarrollo.

El subdirector general ha destacado que la PAC y la agricultura europea tienen vocación de solidaridad internacional y que la Unión Europea debe continuar con los programas de ayuda al desarrollo, tanto en un contexto bilateral como en colaboración con organismos internacionales, para ayudar a los Países en Desarrollo a poner en marcha programas de producción agraria.