«La inteligencia de datos tiene potencial en la agricultura, pero asegurar la propiedad de los datos y proteger los derechos de los pequeños agricultores continúa siendo algo incierto», afirmó hoy en un seminario en Roma la directora de Tecnología del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, Enrica Porcari.
A su juicio, hay quien puede beneficiarse de los datos de esos productores viendo en ellos una «mina de oro sin ofrecerles nada a cambio».
Porcari consideró que los agricultores deben ser «capaces de poseer su propia información» y las plataformas tecnológicas garantizar el acceso libre a los datos respetando las leyes de privacidad y la protección al consumidor.
Marciano Silva, del Comité internacional de planificación para la soberanía alimentaria, criticó que la inclusión de los pequeños agricultores «muchas veces suponga hacerlos más pobres».
«Rechazamos las tecnologías mientras no las desarrollemos nosotros. Tenemos derecho a no querer compartir nuestros datos», apuntó ese representante de la sociedad civil.
La experta del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola Thouraya Triki explicó la «falta de confianza» de los agricultores por su temor a perder el control de sus recursos en contextos de grandes dificultades.
En países en desarrollo, donde la tasa de acceso a internet es dos veces inferior a la de los países ricos, Triki recomendó el uso de teléfonos móviles, con más penetración que los ordenadores, para facilitar a los pequeños productores información de mercado, servicios digitales, el pago de subsidios o la gestión de recursos naturales.
Además de la falta de infraestructuras, el analfabetismo sigue siendo una barrera importante en países pobres como algunos subsaharianos, con tasas de más del 50 % de la población.
El especialista de la agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura Máximo Torero llamó a entrenar a los agricultores de escasos recursos para que realicen trabajos que en un futuro próximo estarán marcados por la digitalización y la automatización.
Christian Reimsbach-Kounatze, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), explicó que todavía falta lograr un equilibrio entre la información abierta a todos y la privada que guardan las empresas por cuestiones de propiedad intelectual, seguridad o secretos comerciales.
Citó iniciativas que intentan aclarar esos aspectos, como las directrices elaboradas en Estados Unidos sobre la privacidad de los datos en agricultura o la asociación de los sectores público y privado para compartir servicios digitales en Alemania