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Agricultores apuesta por los biocarburantes como arma contra el cambio climático

Los agricultores europeos defienden que los biocarburantes son un «arma importante» en la lucha contra el cambio climático, y aseguran que, frente a las críticas de que generan más emisiones de CO2, realmente pueden contribuir a reducir la emisiones de gases de efecto invernadero.

Según un documento del COPA-COGECA (organizaciones agrarias y cooperativas europeas) sobre biocarburantes, el biodiesel producido a partir de la colza cultivada en Europa proporciona una reducción de gases de efecto invernadero del 44% en comparación con los combustibles fósiles, mientras que en caso del etanol a partir de remolacha asciende al 48%.

En cuanto a si una mayor demanda de biocarburantes está desembocando en la subida de los precios de los alimentos, los agricultores europeos subrayan que se han convertido en el «chivo expiatorio» de esta subida que obedece, según detallan, al crecimiento de la demanda de productos alimenticios y a la escasez de las cosechas.

Explican que, en realidad, el precio de los productos alimentarios está «más bajo que nunca», ya que durante los últimos veinte años estos precios han subido un 20% menos que los demás bienes de consumo, por lo que «la subida registrada últimamente no ha hecho mas que cubrir ese diferencial».

Detalla que si los precios de los productos agrícolas hubiesen subido durante estos 100 últimos años al mismo ritmo que el coste de vida en general, el precio de los cereales y de las oleaginosas sería cuatro veces superior a su nivel actual, lo que explica, según afirma, por qué la familia media de la UE-27 se gastaba en 2006 menos del 13% de su presupuesto en alimentación, frente a un 21% en 1988 en la UE-25.

En este documento también señalan que la agricultura de la UE tiene potencial como para producir biocarburantes sin poner en peligro la seguridad de los abastecimientos de productos alimenticios, y que el hambre no se debe a la escasez de la oferta de productos alimenticios, sino a la pobreza, a la falta de poder adquisitivo y a las políticas agrarias y sociales «inoperantes».

Indican, además, que los biocarburantes de primera generación son la única alternativa renovable «realista» de los carburantes fósiles aplicables a los medios de transporte y que su desarrollo es necesario para la segunda generación.