La puesta en marcha de los pozos se justifica por la ausencia de aguas procedentes de trasvases, por las escasas lluvias y por la falta de capacidad de producción y de canalización de agua desalada para atender a corto plazo las necesidades de riego de las zonas de producción que están sufriendo las peores consecuencias de la sequía.
Esta medida beneficiaría a los doce municipios almerienses que dependen de la cuenca del Segura y que recibían agua del Trasvase Tajo-Segura (Carboneras, Mojácar, Garrucha, Los Gallardos, Bédar, Antas, Cuevas del Almanzora, Pulpí, Huércal-Overa, Zurgena, Arboleas y Taberno).
Un buen ejemplo de la falta de opciones para regar es lo que sucede en la comarca almeriense del Almanzora, donde la suspensión de los trasvases del Tajo-Segura y del Negratín-Almanzora ha supuesto un importante varapalo para la subsistencia de más de 24.000 hectáreas de cultivos que ahora corren serio peligro de desaparecer.
A esto se añade que la desaladora de Villaricos está fuera de uso desde 2012 y pendiente de que el Gobierno licite las obras de reparación. Sin trasvases, sin lluvia y sin agua desalada, los regantes del Almanzora solo pueden recurrir a la ayuda extraordinaria de antiguos pozos ya en desuso, ya que el Ministerio de Agricultura ha negado recientemente conceder un riego de socorro para salvar unos cuatro millones de árboles frutales.