Fueron días y noches de cava, chocolate y ocio, pero los ejecutivos de Tabo olvidaron que el negocio de las frutas y hortalizas es dual. Una parte es tener clientes y otra parte es sumar proveedores. Y a los proveedores le han fallado y hay productores independientes con montantes de deuda superiores a los 90.000 euros y con pagarés sin fondos.
Tabo Export está en concurso de acreedores y ya pertenece a una historia más de la horticultura española, llena de sueños y mieles para acabar en el barranco, cuando no en el suicidio empresarial.
La historia viene de otoño de 2016 cuando Tabo empieza a emitir los primeros pagarés y a renegociarlos con los productores con fecha a los seis meses.
Los productores aceptan las condiciones pero esta primavera salta el marrón y los pagarés empiezan a ser devueltos con La Caixa como el acreedor más importante de la deuda de Tabo Export.
La empresa había firmado programas cerrados con clientes del Centro de Europa, pero la inflación del tomate en origen le empezó a pasar factura a la empresa comercial, que sumaba menos de lo que comprometía.
Hoy Tabo está en proceso de liquidación y con el administrador concursal tratando de liquidar al mayor número de acreedores. «El dinero no llegará a los productores», afirma uno de los afectados.