La campaña, que cuenta con la colaboración de la Alianza por una Alimentación Saludable, incluye una recogida de firmas para solicitar al Gobierno una nueva política fiscal que reduzca a 0 por ciento el el IVA de los alimentos saludables y que los alimentos insanos tengan una carga impositiva del 21 por ciento.
«Se trata de avanzar hacia una fiscalidad alimentaria más justa en la que se abaraten los alimentos sanos y se encarezcan los que no lo son», ha resumido un portavoz de VSF. La oenegé también ha denunciado que el precio de las frutas y verduras ha aumentado desde 1990, en un 2-3 por ciento al año de promedio, un 55-91 por ciento entre 1990 y 2012, mientras que muchos alimentos procesados son más baratos ahora que en 1990.
«Esto significa que las consecuencias de la alimentación insana no afectan a todas las personas por igual y las padecen en mayor medida las familias con rentas más bajas. Como resultado, las enfermedades asociadas a la alimentación insana no se distribuyen de manera homogénea en la sociedad. Las clases bajas se ven obligadas a comer peor y, por ello, enferman más», según VSF.
La oenegé ha resaltado que en los últimos 20 años, la dieta de los países occidentales ha cambiado mucho y el 70 % de lo que se consume son alimentos procesados con altas tasas de azúcares, grasas y sal. Estos ingredientes provocan que, solo en España, un 40-55 % de las dolencias cardiovasculares, un 45 % de las diabetes y un 30-40 % de algunos cánceres, como los de estómago y colon, pueden atribuirse a la alimentación insana, según VSF.




















