Los agentes llevaron a cabo inspecciones periódicas en centros de gestión de residuos para hallar objetos sustraídos que dieron sus frutos al detectar varios de ellos, lo que permitió desenmascarar lo que han calificado de robos a la carta.
Los objetos elegidos vistos en las fincas eran ofertados primero a posibles compradores y si se llegaba a un acuerdo, los robaban para ellos, y también ofertaban por internet otros objetos robados cuya venta no estaba apalabrada.