Según las últimas previsiones de organismos internacionales, la economía mundial crecerá en torno al 3,5 por ciento a final de año y por países destacarán los avances de China, EEUU y Alemania, así como la recuperación de Brasil y Rusia.
El director de la consultora que realizó el estudio, Andrea Godstein, advirtió en un comunicado de que la inestabilidad financiera, el proteccionismo y el populismo de Trump presentan un escenario «complejo» que ofrece oportunidades para la industria italiana.
A su juicio, las empresas hortofrutícolas «podrán cerrarse a nuevos espacios en el corto plazo, pero deberán continuar vigilando con atención las dinámicas políticas y económicas a nivel global». El presidente de Fruitimprese, Marco Salvi, instó a «crear las condiciones para crecer rápidamente hacia los nuevos mercados asiáticos», en especial China, adonde Italia solo puede exportar kiwi, por lo que pidió acuerdos bilaterales que amplíen la oferta a otras frutas como la pera o la manzana.
En 2016 las exportaciones italianas de frutas y hortalizas aumentaron el 4,9 por ciento respecto al año anterior, superando los 4.750 millones de euros, lo que supone su mejor resultado desde 2011, según datos estadísticos oficiales. A pesar del aumento de las ventas al exterior, Salvi recordó que las empresas italianas se han visto afectadas en este tiempo por otros factores como el embargo ruso a los alimentos procedentes de la Unión Europea o la inestabilidad política y los conflictos en el norte de África.