El estudio se centra en estos dos sectores básicos, de «suma importancia para la economía española», que impulsan iniciativas para «hacer frente a los riesgos del cambio climático» para elaborar estrategias que faciliten la transición hacia una economía baja en carbono.
El informe urge a actuar, porque en la actualidad la superficie total del territorio español considerada árida o semiárida es un 27 por ciento, pero se prevé que aumente al 49 por ciento en 2041, según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Además, a escala global, la agricultura es, tras la generación eléctrica y térmica (25 por ciento), la segunda principal fuente de emisiones (24 por ciento) de GEI (datos del año 2014).