La tregua declarada ayer por los productores agropecuarios de Argentina pone fin a tres semanas de huelga comercial, bloqueos de carreteras y desabastecimiento en todo el país y habilita un diálogo en el que el campo y el gobierno tendrán que curar las heridas abiertas por el conflicto.
Las cuatro entidades que representan a los 290.000 productores rurales argentinos anunciaron hoy una suspensión por 30 días de la medida de fuerza iniciada el pasado 13 de marzo en contra de un nuevo esquema de impuestos a las exportaciones de granos decretado por el gobierno de Cristina Fernández y que los agricultores ven como una «confiscación» de sus ganancias.
El anuncio de la tregua se realizó en el marco de un acto masivo realizado por agricultores de todo el país en la ciudad de Gualeguaychú (270 kilómetros al norte de la capital argentina), un día después de que organizaciones políticas, sociales y sindicales realizaran una multitudinaria marcha en Buenos Aires en apoyo al gobierno.
Los agricultores dispusieron un «alto» en la protesta para concertar con el gobierno una «agenda» de soluciones para la producción de granos, lácteos y carnes, pero advirtieron que retomarán la huelga y los piquetes en un mes si no se logran acuerdos.
Este lunes el gobierno anunció que compensará a los pequeños productores, quienes en la práctica sólo pagarán los impuestos vigentes al 11 de marzo, cuando se anunció el nuevo esquema impositivo, pero hoy los agricultores reiteraron sus dudas sobre esa medida.
Los dirigentes rurales aseguraron que se llegó a un «punto de inflexión» pero que su «lucha continúa hasta la victoria» y calificaron como un «triunfo» el respaldo logrado entre las poblaciones urbanas, a quienes pidieron disculpas por el desabastecimiento generado por la protesta.