A este evento ha acudido una nutrida representación del sector agroalimentario castellanomanchego y ha servido para hacer balance de los 30 años de aplicación de la política agraria común en Castilla-La Mancha, poniendo sobre la mesa algunas pistas de lo que puede ser el futuro de la PAC.
Para hacer balance en profundidad de lo que ha supuesto la PAC a nivel regional, la jornada ha contado con la participación del consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, quien ha afirmado que la PAC "es la política que más ha cambiado en un periodo relativamente corto.
Empezó siendo una garantía en el suministro de alimentos y hoy se apoya en pagos disociados de la producción a los productores". Martínez Arroyo ha repasado la configuración de la ayuda de agricultor activo, la cuantía de las propias ayudas, las dificultades de la aplicación del greening o las consecuencias de la PAC para los distintos territorios. "Hay que poner el foco a partir de 2020. No hay que volver al modelo de los ATPs pero sí a un modelo diseñado para aquellos que se jueguen el dinero.
De hecho, la ayuda de la PAC no es una ayuda social. Los objetivos de la PAC son agrarios, que haya agricultores y ganaderos comprometidos con su actividad. A ellos debe ir dirigida la PAC", ha recalcado.